viernes, 19 de marzo de 2010

TARTAKOWER: UN PENSADOR ORIGINAL



SAVIELLY G. TARTAKOWER
LA VIDA DE EXCEPCIÓN DE UN PENSADOR ORIGINAL

El mundo del Ajedrez siempre ha estado ocupado por una serie de pensadores brillantes y llamativos, que hacen grandes contribuciones al deporte ciencia en algunos casos siendo grandes jugadores, columnistas de revistas y diarios, periodistas destacados, y un largo etcétera de profesiones y actividades.
Savielly G. Tartakower fue eso y mucho más. Sin lugar a dudas, fue el pensador más genial, original y prolífico del mundo del Ajedrez, con inmensos aportes a la historia de este deporte y en variados ámbitos.

La vida de este singular personaje, no podía ser de otra manera, esta llena de extraordinarios pasajes.

Savielly G. Tartakower nació en Rostov, por ese entonces, ciudad del Imperio Ruso, el 22 de febrero de 1887. Por los azares de la vida y de la guerra tuvo ¡4! Distintas nacionalidades, pues nació ruso, luego fue austro-húngaro, polaco, para terminar sus días bajo la bandera francesa.

Así pues, Tartakower lucharía durante la 1º Guerra Mundial como destacado Teniente del ejército austro-húngaro, dónde ganaría reconocida fama como uno de los más valientes capitanes de su regimiento, y voluntario siempre para las misiones más duras. Años más tarde, Tartakower pelearía la 2º Guerra Mundial, esta vez como Teniente francés, su país de adopción. A pesar de ser ya mayor, Tartakower no dudó de enrolarse en la Resistencia, y en la rama de Paracaidista, dónde brillaría bajo el nombre de “Teniente Cartier”. Y para variar, en misiones de altísimo riesgo.
Tartakower era hombre de vasta cultura: se recibió de abogado, hablaba fluidamente el ruso, alemán y francés, además de griego y latín, e hizo gala de un excelente dominio de la pluma en variados escritos.

Pero sin dudarlo, el fuerte de Tartakower era el Ajedrez. Logró conquistar grandes triunfos, aunque nunca pudo disfrutar de una oportunidad para el Campeonato del Mundo, sólidamente en manos de Capablanca y de Alekhine. Era considerado siempre un competidor de probada capacidad, dado su natural entusiasmo por las Aperturas consideradas “débiles” dónde aprovechaba las cualidades de su ingenio para meter una destructora nueva variante. Y también era conocida su frialdad matemática al momento de ejecutar finales.

Hablar acerca de los méritos de Tartakower como Ajedrecista resultaría un enorme ejercicio. Nos limitaremos a señalar la opinión que de Tartakower tenía José Raúl Capablanca: "Si Tartakower dedicase más atención a su juego en los torneos, en vez de hacer durante los mismos sus artículos, sería acaso el más temible aspirante a los primeros lugares y un serio candidato al título mundial".

Dueño de una personalidad multifacética, Tartakower también descollaría en la publicación de libros, artículos y comentarios de Ajedrez, desparramados en la numerosa literatura de la época.

En sus citas, Tartakower despliega genialidad y talento: no en vano, las citas y frases de Ajedrez suelen ser conocidas como “Tartakowerismos”. Aquí van algunas de ellas:

“En una partida de Ajedrez a veces juegan más de cuatro Caballos”
“Es siempre mejor sacrificar las piezas de tu oponente”.
“Un peón aislado dispersa tristeza por todo el tablero”
“Los desatinos están ahí, en el tablero, listos para ser cometidos”
“El ganador de una partida es aquel que comete el penúltimo error”
“La jugada esta ahí, pero necesitas verla”
“Táctica es lo que se hace cuando hay algo que hacer; Estrategia es lo que se hace cuando no hay nada que hacer”
"El enroque es el primer paso hacia una vida ordenada".
"Nadie ha ganado una partida abandonando".
"Del Ajedrez no se puede vivir, mas se puede morir".

Tartakower escribió muchos libros de ajedrez, como “La partida hipermoderna de ajedrez”, “Ajedrez metódico”, “Ajedrez neorromántico”, “Estrategia moderna en ajedrez” o una antología de sus partidas, “Mis mejores partidas (1905-1931)” y “Mis mejores partidas (1931-1954)”.

Otro aporte de Tartakower a la cultura del Ajedrez son, sin duda, sus famosos “7 pecados capitales del Ajedrecista”. En resumen, estos son:

1. Superficialidad: Un análisis frívolo es muy peligroso, no está acorde con la esencia misma del Ajedrez y se puede pagar muy caro.
2. Voracidad: La glotonería ajedrecística engendra el peligro de morir envenenado. Recuerden el peón de b2; la voracidad es muy riesgosa sobre todo cuando es superior al análisis profundo.
3. Pusilanimidad: El ser vacilante ante el análisis de determinada posición es peligroso teniendo en cuenta que dicha posición no volverá a repetirse y por lo tanto se debe aprovechar el momento preciso para jugar sin vacilación.
4. Inconsecuencia: Uno de los Pecados más peligrosos. Hay que ser consecuente con el plan estratégico concebido; ser inconsecuente con la ejecución de una idea puede llevar a la derrota.
5. Dilapidar el tiempo: Pecado realmente grave que no sólo se cumple en el Ajedrez. El factor tiempo en las tres fases de la partida es tan importante como el tiempo de pensar. Desaprovecharlo y derrocharlo constituye un acto suicida tanto en el Ajedrez como en la vida.
6. Bloqueo: Hay que ser muy cuidadoso con el Bloqueo. Su ejecución provoca a veces una pasividad extrema donde la armonía de nuestras piezas cede terreno a una fatal inactividad.
7. Exceso de amor a la paz: Este Pecado es el Anti-ajedrez. El Ajedrez es Lucha - Lasker. Temor a arriesgarse y preferir la extrema tranquilidad es un germen de la derrota.

Como vemos, todos estos aportes rebosan originalidad, maestría y consistencia, a la par de exquisito gusto y estilo narrativo. Y conservan plena vigencia.

Savielly G. Tartakower viajó hacia la gloria el 4 de enero de 1956, pero nos deja un vasto legado, registro único de una persona excepcional.